En primer lugar va a depender de la gravedad de los mismos y, en segundo lugar, de las características específicas del adolescente, su personalidad, el contexto familiar y social en que se encuentre, pero siempre se deberán mantener dos principios fundamentales: comprensión y firmeza.
Comprensión, que no implica alianza ni justificación, ni minimización del hecho, sino disposición a escuchar empáticamente a tu hijo sobre lo sucedido y la confrontación de valores como el amor, la comprensión, la honrradez, el trabajo, entre otros, deberan integrarse de manera equilibrada en la respuesta
A pesar de poner en practica lo anteriormente descrito, sin mejoria de la conducta, presumiendo este trastorno en un niño o adolescente, se sugiere la consulta con un Medico de Familia, Psicoólogo, Psiquiatra, Pediatra: Quizás no esté de más decir que el éxito de las intervenciones depende siempre de la calidad de la relación médico-paciente que se haya logrado entablar.
Y recuerda: Nuestros hijos son nuestro propio reflejo, no dejes de darle un abrazo y decirle cuanto lo amas y afianzando siempre los valores como el amor, la amistad, la horradez, la sinceridad, la responsabilidad, la humildad, entre otros
Y recuerda: Nuestros hijos son nuestro propio reflejo, no dejes de darle un abrazo y decirle cuanto lo amas y afianzando siempre los valores como el amor, la amistad, la horradez, la sinceridad, la responsabilidad, la humildad, entre otros
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